Comentario
Caligrafía y pintura se integran, conceptualmente, en la mayor parte de las obras de la escuela de Wu, ya que sus componentes además de dedicarse a la pintura tuvieron amplios conocimientos de caligrafía. Estas dos artes no sólo comparten sus instrumentos materiales (papel, tinta, tintero y pincel), sino y sobre todo una concepción artística y estética basada en el manejo del pincel. Los calígrafos pintan caracteres, y los pintores escriben ideas. Conceptos tales como la valoración del vacío, el ritmo, la abstracción y la espontaneidad sólo se adquieren mediante el aprendizaje caligráfico que será base también para los pintores.
Ambas artes se unen en los rollos pictóricos, teniendo el mismo valor la expresión pictórica -por ejemplo, un paisaje- que el colofón caligráfico que le acompaña en forma de versos acerca del mismo sentimiento que ha inspirado al pintor. En algunos casos, era el mismo pintor quien realzaba su obra con inscripciones, siendo en otros casos calígrafos contemporáneos o posteriores a su realización quienes completaban con sus trazos la obra pictórica. En la dinastía Ming esta unión recobra su importancia, muy especialmente, entre el círculo de artistas de la escuela de Wu. Wen Zhengming fue, además de pintor, un excelente calígrafo, pero quien destacó por su cualidad única de calígrafo fue su amigo Zhu Yongming.
Zhu Yongming (1440-1526), conocido también por sus sobrenombres Zhisan o Zhizhisheng, porque nació con un sexto dedo en una mano, aprobó en 1492 el examen provincial, siendo nombrado magistrado en el condado de Xingning (provincia de Guangdong). Como lo hicieran otros miembros de la escuela de Wu, abandonó pronto sus cargos oficiales volviendo a Suzhou, donde se dedicó al ejercicio de la caligrafía. Su aprendizaje se basó en las obras de Wang Yizhi, Wang Yianzhi, Su Dongpo, Mi Fei y Zhao Mengfu, familiarizándose en todos los estilos de caligrafía: zhouanshu, caishu, zhaoshu y xingshu.
Sus mejores obras las escribió en los dos estilos caligráficos con mayor valor artístico: zhaoshu y xingshu, conservándose hasta hoy gran número de obras originales así como de falsas atribuciones.
El estilo personal de Zhu Yongming es sin duda el carácter principal de su obra, reconocido tanto por sus contemporáneos (Wen Zhengming) como por los calígrafos posteriores. Ya hemos señalado que para conseguir su propio estilo estudió la obra de los grandes maestros del pasado, copiándola toda hasta aprehender la técnica y el espíritu de cada uno de ellos. El ritmo de sus pinceladas deriva de dos métodos de aplicación. El primero de ellos consiste en evidenciar cada pincelada mediante su inicio y final, resultando unos trazos tensos que transmiten la energía a todo el carácter o cada palabra. Este método lo utilizó en sus inicios, sirviéndole para adquirir técnica y soltura en el manejo del pincel y la tinta. Más adelante prefirió las pinceladas más simples y desarticuladas, para lo que iniciaba sus trazos con el pincel bajo, dándole inmediatamente una flexión para lograr ritmo y vitalidad. En algunas de sus obras combinó ambos métodos, encontrándose pinceladas contrastadas: planas frente a curvas, dinámicas frente a estáticas, resultando de un ataque más directo del pincel sobre el papel. En general Zhu Yongming siguió siempre sus propias preferencias, escribiendo sin ninguna imagen preconcebida y huyendo de la búsqueda de la perfección absoluta. Sus trazos reflejan esta actitud, donde no existe la uniformidad y sí una gran variedad de pinceladas en una misma obra. Esta característica de su caligrafía ha sido muy criticada por las corrientes puristas o más academicistas, tachándola de falta de virtuosismo y de alejarse de los cánones clásicos.
Utilizó todos los formatos posibles en sus obras: rollo horizontal, vertical, abanicos, hojas de álbum e incluso estelas funerarias, como la que le dedicó a su amigo el pintor Tang Yin. Al igual que los pintores de Suzhou, prefirió el papel a la seda, por el mayor grado de absorbencia de éste y la rapidez de ejecución que le proporcionaba.
Su obra ha sido muy copiada en épocas posteriores y no siempre con fines didácticos. Las primeras copias fraudulentas se conocieron al poco tiempo de su muerte y acabaron siendo tan numerosas que un crítico de fines de la dinastía Ming exclamó: "las caligrafías de Zhu Yongming se encuentran en todos los lugares bajo el cielo; sus copias también".